viernes, 25 de noviembre de 2022

La excelencia no es un acto, es un hábito.

Decía Aristóteles que "la excelencia no es un acto, es un hábito".


También lo demostró Michael Phelps cuando reconoció que sus 28 medallas olímpicas en natación se debieron a su constancia en el entrenamiento diario, no descansando ni en días festivos.


Los hábitos tienen la capacidad de llevarnos a la excelencia. Cuando somos niños y adolescentes nos falta visión a largo plazo. Cuando vamos cumpliendo años empezamos a valorar el ahorro de esfuerzo que supone hacer ciertas cosas poco a poco, vamos valorando el poder de los hábitos.


Es importante fortalecer hábitos en tres niveles: corporal, mental y espiritual. 
  • En cuanto a nuestro cuerpo es fundamental cuidar los hábitos alimenticios y nutricionales y los relativos al descanso. 
  • En cuanto a los aspectos mentales es de gran importancia ser conscientes del momento que vivimos, del presente, del ahora, para lo cual ayuda la práctica de la meditación, también son importantes los agradecimientos, las relaciones humanas o la realización de actividades que nos agradan y nos relajan. 
  • A nivel espiritual es clave ser conscientes de la trascendencia, reconciliarnos con nuestros antepasados y tener presente que hay alguien más grande que nosotros, Dios, con el que podemos relacionarnos a través de la oración diaria.


Recomiendo tres lecturas sobre hábitos: "Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas, de Steven Covey, "El poder de los hábitos", de Charles Duigg y "Hábitos atómicos" de James Clear. Son tres libros estupendos para descubrir o mejorar nuestras capacidades y potencialidades. Si no tienes tiempo para leer puedes escucharlos en formato podcast en aplicaciones como Spotify de forma gratuita.


El centro en el que trabajo, el Centro Integrado de Formación y Experiencias Agrarias de Molina de Segura ha sido seleccionado para formar parte de la Red estatal de centros de excelencia de formación profesional. Los criterios valorados por el Ministerio han tenido en cuenta el buen hacer durante el pasado, los hábitos que han hecho posible que miles de personas pasen por nuestro centro y obtengan una formación y unas cualificaciones que les sirven para su desarrollo profesional y personal.

Personalmente me siento afortunado de poder trabajar en un lugar así, pudiendo aportar mi granito de arena a tantas personas y familias.



domingo, 4 de septiembre de 2022

Las sandalias que emitían ventosidades al viento

A principios de verano fui de compras con mi hijo menor para renovar las sandalias que suelo calzar cada época estival. En el sur de España, con el calor que hace, creo que son la mejor opción para el día a día informal.

El caso es que acabé comprando unas Clarks. Confieso que no conocía esta marca, pero cuando mi cuñada las vio exclamó: "¡Anda, unas sandalias Clarks!", lo cual me dio a entender que se trataba de una marca un tanto pija.


El caso es que al poco de usarlas me sorprendió ver que mi calzado parecía tener vida propia ya que de vez en cuando ventoseaba. Sí, de verdad, con frecuencia se genera una pequeña burbuja de aire entre la planta de mi pie y la suela que, al liberarse, emite un sonoro sonido tal cual un vulgar pedo.

Comprendo que puede parecer divertido. Admito que en ocasiones lo es y puedes cachondearte con la gente de alrededor, pero otras veces resulta francamente embarazoso.

En serio, póngase en mi situación. Imagine que entra a una tienda a mirar alguna prenda de ropa y de repente le traicionan sus sandalias y emiten uno de sus dichosos sonidos: una pedorreta, un silbido... sea cual sea suena a cuesco y el personal se queda con cara de pasmo pensando "¿será verdad lo que estoy oyendo?".

En fin, que se acaba el verano y volvemos a la rutina y a las cosas serias y me apetecía bromear un poco con la excusa de mis sandalias traicioneras.

Un saludo y feliz entrada de septiembre.

jueves, 25 de agosto de 2022

El poder del pomodoro

Tan solo hace un par de años descubrí el pomodoro, no el ingrediente culinario con nombre italiano que en nuestro idioma traducimos por tomate, sino la técnica de gestión de tiempo ideada por Francesco Cirillo, terminando la década de los años 80, y a la que dio nombre en base al temporizador de cocina con forma de tomate que se utiliza para evitar que se nos olvide que tenemos que apagar el fuego.

Su funcionamiento es muy sencillo: el tiempo se organiza en intervalos de 25 minutos que llamamos pomodoros. Transcurrido ese tiempo se realiza un descanso de 5 minutos y realizamos otro pomodoro. Cada cuatro pomodoros se hace una parada un poco más larga, de 15 a 30 minutos.

Pomodoro

Esto permite que nuestro cerebro pase del modo concentrado durante el pomodoro, al modo difuso durante los descansos. En contra de lo que mucha gente piensa, durante esos períodos de distensión nuestro cerebro sigue trabajando en aquello en lo que hemos estado concentrados, permitiéndonos asimilar los conocimientos o las prácticas que hemos trabajado o incluso ofreciéndonos soluciones a problemas complejos en los que nos hemos podido estancar durante el modo concentrado.

En mi caso empecé a ponerlo en práctica hace dos años, cuando me apunté a clases de bajo y de batería. Como os podéis imaginar, incorporar dos nuevos instrumentos a la ocupada agenda de la vida diaria no es cosa fácil, teniendo en cuenta que tengo familia con cuatro hijos, trabajo de profesor (con el tiempo en casa que conlleva fuera del horario lectivo), además de tener otras aficiones que también consumen tiempo. El caso es que conseguí practicar casi todos los días ambos instrumentos, además de la guitarra, y logré avanzar bastante y realizar numerosos ejercicios de forma efectiva y eficiente dedicando tan solo una hora diaria, un pomodoro para cada uno.

Los veinticinco minutos del pomodoro pasan volando cuando estás concentrado y sabes que solamente dispones de ese tiempo. La concentración es máxima y eres capaz de estructurar el tiempo con gran eficacia. Particularmente trato de realizar ejercicios de cinco a diez minutos. Pongo un ejemplo:

  • 0-5' - Calentamiento
  • 5-10' - Escala pentatónica mayor y menor en posición 2
  • 10-15' - Escala pentatónica mayor y menor en posición 4
  • 15-20' - Acordes cercanos basados en sistema CAGED
  • 20-25' - Improvisación utilizando las escalas y los acordes estudiados

En el caso de la práctica de un instrumento no es muy productivo estar un día media hora con una escala, por ejemplo, sino que es mejor practicar todos los días durante intervalos de tiempo más cortos. De esa forma el cerebro asimila los esquemas y los movimientos de forma progresiva y firme. A la vuelta de unos días te percatas de que el aprendizaje es tremendo.

La técnica se puede aplicar a cualquier ámbito de estudio y consigue engancharte si lo haces respetando los tiempos de concentración y descanso. Se puede probar con otras duraciones, aunque en mi opinión los 25 minutos son ideales ya que, como digo, se pasan volando y evitas llegar a cansarte y desanimarte.

Hay aplicaciones para dispositivos móviles y para ordenador que van emitiendo un clic cada cinco minutos y una alarma cada vez que finaliza un período. Yo utilizo BeFocused en su versión gratuita, la cual es muy sencilla de utilizar y es una de las mejores aplicaciones que tengo en el ordenador.

Si quieres mejorar el aprovechamiento de tu tiempo te recomiendo que pongas en práctica los pomodoros, no pierdes nada y sin embargo, tienes mucho que ganar.




Azúcar, diabetes y helados sin azúcar

Los helados sin azúcar, o mejor dicho, sin azúcares añadidos, pueden pasar inadvertidos para la gran mayoría de la población, pero cuando a uno le diagnostican diabetes empieza a preocuparse por la ingesta de glucosa y aparecen muchos productos alimentarios que deben excluirse de la dieta por su contenido en azúcar refinado. Este es el caso de los helados, tan ricos y refrescantes en verano y, por qué no, también en otras épocas del año.

Hace un mes, veraneando en la playa, fuimos a una heladería en familia y se me ocurrió preguntar si tenían helados sin azúcar. Me llevé una grata sorpresa al escuchar que tenían ¡cuatro sabores distintos! Por supuesto elegí el de chocolate.

Unos días después, en Murcia capital, pregunté en varias heladerías céntricas si ofrecían algún sabor de este tipo de helados sin azúcar, pero en ninguna disponían de ellos.

También he buscado estos helados en diversas cadenas de supermercados y, aunque no he realizado una búsqueda muy exhaustiva, de momento solamente los he encontrado en Mercadona.



Estos productos sustituyen el azúcar que se añade normalmente a los helados por polialcoholes, hidratos de carbono que tienen sabor dulce, pero presentan los azúcares presentes en otros ingredientes como por ejemplo la leche. Los edulcorantes utilizados a nivel industrial son en el caso que nos ocupa: lactitol, aspartamo, maltitol y acesulfamo K, un buen cóctel. Hablaremos otro día sobre estos edulcorantes. 
A pesar de esta sustitución, los mini polos de crema presentan un contenido de azúcar de entre 4,9g (el de chocolate negro) y 7g (el de leche y el almendrado) por cada 100 gramos de producto, que por unidad suponen una ingesta de entre 2 y 2,9g por polo.

Tengo que decir que a nivel organoléptico tienen un sabor y textura estupendos. Incluso a mis hijos les encantan a pesar de no tener vetado este ingrediente fatídico.

Me sorprende que con la cantidad de personas diabéticas que habitan este planeta y teniendo en cuenta el incremento de esta enfermedad, incluso entre gente joven, exista una oferta tan limitada de este tipo de helados. Es curioso que incluso te respondan cuando preguntas que tienen helados sin gluten, lo cual demuestra que existe una mayor conciencia de la celiaquía y de otras intolerancias al gluten.
Hay una corriente en contra de los alimentos procesados pero a nadie le amarga un dulce y poder darse un capricho de este agradable sabor para una persona que no puede disfrutar habitualmente de este sabor es un lujo. Y no solo por el producto en si sino por el rol social de no ser el único que no puede tomar helado en la mesa.

Está claro que no hay que renunciar totalmente a este agradable sabor, se pueden utilizar en casa edulcorantes artificiales o adquirir productos endulzados de esta forma. Como alternativa al azúcar mi favorito es el xilitol, del cual hablaré otro día. También hablaré de la ingesta de hidratos de carbono, al hilo del discurso del libro “Cerebro de pan” del Dr. David Perlmutter,  y de cómo el azúcar y otros hidratos de carbono hacen mella en nuestra salud y en nuestro cerebro.
Un saludo y a cuidar la alimentación. Como decía un antiguo programa de televisión: “más vale prevenir que curar”.

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